11 mayo, 2015

Inside Orbea: Ixio Barandiaran

Cuando le propongo hacer la entrevista a Ixio para esta segunda edición de la Orbea Magazine no lo duda, pero impone una condición: que la entrevista transcurra en su casa: “nuestra casa es nuestro Facebook. Es el lugar donde nos reunimos con nuestros amigos”.

Así pues, un frío viernes de Diciembre subimos a Gabiria, en el corazón de Guipuzcoa, para comer junto a su mujer Camino y su hija Irati en el renovado caserío “Gurutzeta”.

Y empezamos a charlar…

Comenzamos por el principio. Cuéntame cómo aterrizas en el mundo del ciclismo.

Es curioso. De pequeño, mi hermana melliza estuvo enferma y mi madre pasaba muchas horas en el hospital con ella. Me mandó a casa de mi primo, en Urnieta. Aquél primo era ciclista profesional y andaba mucho en ciclocross y ahí nació mi afición por la bicicleta. Desde pequeño ya tenia una afición impresionante por el ciclismo.

Recuerdo que con esa edad solía ir a los campeonatos de España de ciclocross, sujetando una bici que era más grande que yo acompañando a mi primo.

Para mí la bicicleta lo era todo. Pero somos una familia de 8 hermanos y no había dinero. Mi primera bici la tuve muy tarde y no era una bici de corredor. Era una Orbea verde de paseo que había que compartir con todos los hermanos. Recuerdo que subía puertos con esa bici como un rayo. Tengo recuerdos bonitos.

Luego, casualidades de la vida, aterrizó Jokin Mujika, mi cuñado, con mi hermana melliza y me animó a correr en bici. En esa época además él abrió una tienda de bicicletas y me ofreció trabajar en la tienda. Fue todo muy rápido.

El contacto con Orbea

A raíz de estar en la tienda de mi cuñado en sus últimos años de la bici, le propusimos a Orbea que sponsorizara a Jokin para hacer competiciones de mountain bike y ciclocross. Y de ahí entablamos una relación fuerte con Orbea. Anteriormente además sólo vendíamos bicicletas Orbea en la tienda.

Además, el hermano de Jokin, Jose Cruz -actualmente el responsable de la tienda Jokin Mujika de Beasain- era mecánico del equipo de los equipos profesionales de Orbea; Caja Rural, Seat Orbea y todo aquello. Yo solía estar trabajando con ellos en el caserío, no era parte de la plantilla pero les echaba una mano en labores mecánicas. Jose Cruz fue mi referente y maestro, creo que le debo mucho…

Háblame del caserío.

El caserío era el almacén. Ahí se preparaban todas las bicis del equipo. Era el caserío de Jose Cruz y Jokin, una especie de cuartel general de los equipos Orbea. Y allí estaba yo todos los días.

¿Cómo recuerdas esa época en la que emerge el mountain bike?

Sobre el 92 empezaron las bicicletas y carreras de mountain bike. En aquél momento era una cosa rara que apenas nadie conocía y empezamos con mi cuñado. En esa época además entró la televisión, se empezaron a hacer carreras en Euskadi, Open ETB –ETB, actual Eitb es el grupo de radio y televisión pública vasca- que daban carreras en directo en los últimos minutos y daban reportajes extensos en la tele y fuimos allí. Lo ganamos, a Orbea le gustó la idea y así empezamos.

¿Cómo es la transición de estar en el equipo de MTB a estar dentro de Orbea?

Fue algo que lo recuerdo con mucho positivismo. Yo aterricé en la empresa por la gente que conocí a través del equipo. La gente de Orbea me inspiraba mucha confianza e hice unas amistades buenísimas- Fue por eso. Por la gente que había en Orbea. Para compartir lo que me inspiraban ellos.

Parece que hoy en día el ciclismo de los 80-90 se dibuja como una época un poco borrosa…

Yo lo recuerdo muy bien. Había mucha pasión por la bici. Ahora también la hay, pero en aquella época era más de afición, ahora veo gente que va al Tour pero no porque son seguidores del ciclista o de otro. Muchos lo siguen como una moda, pero no sintiendo al corredor. Antes había seguidores de corredores, de Marino, de Jokin, de Gorospe… era una pasada. Una multitud de gente loca, cada uno con un corredor. Ahora sí que van, cuando hablamos de la marea naranja… pero el 90% no son apasionados de la bicicleta y mucho menos usuarios.

Julien Absalon supuso un antes y un después tanto en el equipo de MTB como en cuanto a la imagen de Orbea en dicho segmento. Si nos ponemos a mirar a atrás parece obvio haber llevado a cabo su fichaje, pero viendo que la trayectoria del equipo de MTB hasta entonces era más bien modesta, ¿Cuáles fueron los factores que provocaron que se tomara esa decisión?

El equipo que teníamos hasta llegar Absalon era un equipo modesto, un equipo bien llevado pero modesto. La incorporación de Absalon le dio una profesionalidad terrible y yo creo que con eso ya dimos un paso a lo máximo del Mountain Bike, en concreto del Cross Country. Fue un poco curioso. Anduvimos en unas épocas en las que fichábamos a un y otro corredor y ciertos corredores nos empezaron a tomar el pelo. Y desde Orbea dijimos: “ya vale, que nosotros también sabemos hacer las cosas bien”. Y fuimos a por el mejor. A nosotros nos dio valor porque ese corredor que era el mejor en esos momentos, nos conocía. No lo fichamos por superioridad económica. Vino también porque nos conocía y valoraba lo que habíamos hecho en años, nos estaba siguiendo. Es lo que nos decía él, y yo creo que sí, que era cierto.

Tenía la imagen de que era un equipo serio. Había visto que habíamos crecido poco a poco y nos veía que era un equipo que tenía bases. No era un equipo que subía un año al cielo y al año siguiente no existía. Él valoraba nuestra trayectoria.

¿Cómo es la relación con Julien durante esos años?

Fue muy buena, muy fácil. Como siempre hay tira y aflojas pero fue muy fácil. A nivel personal también fue una muy buena relación. ¡Ha estado aquí! – haciendo referencia a su casa.

Absalon era el líder del equipo, pero todo el equipo en general era un dream team

Sï. Pero como en todos los sitios. Cuando se habla del real Madrid todo el mundo habla de cristiano Ronaldo. Y en este caso el líder era él. Estaba Jean Cristophe Peraud, estaba Iñaki Lejarreta, Ruben Ruzafa que eran corredores muy buenos. Sólo que estaban bajo la solapa de un líder que era Absalon.

Jean Cristophe Peraud salta a la carretera y se sube al pódium de este pasado Tour de Francia.

Lo he vivido con mucho cariño. Me recordaba todo lo que habíamos vivido antes y además me recordaba al Jean Cristophe que yo conocí. No es un corredor que ha cambiado. Para mí es la misma persona que conocí, igual. Y me hacía una cosita en el corazón cuando le veía… él es muy campechano, de una familia humilde. Sin rarezas ni nada. Muy normal, sufridor… y a mí me dejó un buen sabor de boca.

Iñaki (Lejarreta)

Pues Iñaki… un chaval al que le conocía desde juvenil, desde cadete, muy muy normalito, pero con mucha presión. Tenía nombre Iñaki, tenía apellido y yo creo que eso le daba mucha presión. Era demasiado profesional para mí. Para él la bici era el 100% y en cada segundo estaba pensando en la bicicleta. Discutíamos mucho porque yo le decía “Iñaki, que además de la bici hay más cosas. Está la familia, están los compañeros y no descansas”. Se lo decía muchas veces, lo pasaba mal pero es cierto. Para él la bici lo era todo.

Y cuando iba a ser padre…

Tuvimos anécdotas curiosas. Hablábamos de eso… y además era un momento en el que Iñaki ya había madurado a nivel deportivo y le faltaba un puntito que yo creo que lo iba a dar. Para mí fue muy duro porque yo tenía muchísima relación. Como vivía cerquita de Orbea… y hoy es el día en el que tengo una relación tremenda con su familia. Para mí… no sé. No era como un hijo, pero tenía algo… le tenía cariño a Iñaki.

El mejor momento junto al equipo, el que con más cariño recuerdes.

(se toma su tiempo para pensar)

Seguramente será el mundial que ganó Absalon en Escocia. Luego ha ganado la Olimpiada, también eran momentos bonitos, pero es que a mí me parecía que lo hacía tan fácil… pero el que más satisfacción me dio fue el mundial de Escocia.

Estaba difícil, complicado. Cuando tienes el miedo en el cuerpo… Era un año que se había hecho una apuesta muy grande, se había fichado al mejor. Pero a pesar de ello estaba muy difícil.

Recuerdo una anécdota… En ese mundial. Estábamos en el hotel Joseba Arizaga, el difunto Rennie y yo. Estábamos tan tensos el día de la carrera, que Julien, que estaba hospedado en otro hotel con la selección Francesa, a las 8 de la mañana vino en bici a nuestro hotel a tomar un café. Y nos decía “tranquilos, que estoy bien. Que vamos a hacerlo bien”. Y mira, ganó…

Yo creo que porque nos veía un poco como nerviosos… y vino así: “voy a rodar un poco, a echar un café con vosotros” vestido de ciclista… echamos un café, se fue a rodar, volvió a su hotel…

¿Eso es al final lo que hace un gran campeón no? Que sabe cuando va a ganar.

Me acuerdo que luego le decíamos: “cómo eres macho…” y nos decía “ya, yo soy así”. Es curioso….

Joseba Arizaga.

Un compañero. ¡Que jodidoo! (risas). Un compañero que hemos vivido muchas batallas, hemos hecho cosas muy buenas, hemos discutido mucho, pero bueno…

¿Habéis dormido juntos?

Sí, muchas veces… muchas (risas). Pero no sueño con el ¿eh? (más risas). A mí me ha ayudado mucho… Hay cosas que compartimos y otras que no pero a Joseba y a mí nos une la competición, siempre hemos estado ligados a la competición y la hemos mamado. Como nos gusta a los dos… nuestras raíces siempre han sido la competición y eso nos une.

Proyetectos actuales: Cofidis, Luna chix… ¿Cómo los ves?

Bien, a Cofidis le veo como un equipo que se adapta muy bien a la filosofía de Orbea. Modesto, austero, pero trabajador. Creo que nos va a dar un empujón bueno. Me gusta, me gusta.

Las Luna es un gran equipo. Quizás todavía el Ciclismo femenino no está igual de considerado que el Masculino y a nivel mediático tenemos que acompañar nosotros esa difusión, hacer más fuerza. Por desgracia Catherine Pendrell no es tan conocida como Julien Absalon. Pero va evolucionando y como marca tenemos que tener ese compromiso.

¿Y el futuro?

Yo creo que la marca va a dar un saltito más a nivel global. Somos una marca conocida pero creo que ganaremos todavía más reputación. Haremos cositas. ¿No crees?