6 febrero, 2017

L'Ariégeoise Cyclosportive: una joya ciclista en el corazón de los Pirineos

Más de 5.000 corredores participaron en la pasada edición de L’Ariégeoise Cyclosportive, una marcha ciclodeportiva con 22 años de historia que reúne dos ingredientes que la hacen irresistible para nosotros: los Pirineos y la pasión por el ciclismo de todos los que forman parte de ella. El 24 de junio tienes una cita con esta joya.

¿Qué hace especial a una marcha ciclista? El zorro de “El Principito” contestaría “lo que es invisible a los ojos”. Yannick Navarro, el organizador de L’Ariégeoise, piensa todo lo contrario: “Ver las caras de felicidad y de pasión de los participantes, palpar la emoción en la mirada de los 750 voluntarios, es una sensación única”.

La pasión por el ciclismo como filosofía de vida que destila L’Ariégeoise Cyclosportive, unida al entorno de Ariège –estamos en territorio Tour de Francia-, es lo que nos enamoró de esta prueba. Y por eso desde Orbea la venimos apoyando en los últimos años hasta el punto de que la consideramos una marcha “hermana” de nuestra Orbea Granfondo.

Más de 5.000 ciclistas de 20 países se reúnen cada año para reverenciar algunas de las cimas más míticas del Tour de Francia, como Plateau de Beille o Col de Port. La mayoría de ellos son franceses, pero las listas de inscripción de 2016 incluían ciclistas de Australia, Estados Unidos, Suecia, Sudáfrica… y hasta 450 participantes españoles.

Una marcha “bautizada” por ‘El Pirata’

L’Ariégeoise Cyclosportive nace en la estación de Guzet-Neige, coincidiendo con la llegada del Tour de 1995 – el quinto de Miguel Indurain- al departamento de Ariège,.

Para celebrar la llegada del evento ciclista más importante del mundo, el Conseil Général de la Región dio luz verde a la organización de una marcha que rodaría el día anterior por el mismo trazado de aquella 14º etapa (Saint-Orens-Guzet-Neige, 164 km.), que se celebraría el 16 de julio de 1995: 450 valientes se lanzaron a las carreteras en las que, 24 horas después, triunfaría ‘El PirataPantani.

22 años después, el número de corredores se ha multiplicado por diez, pero el espíritu de aquella primera edición es el mismo: “La filosofía se mantiene intacta: el vínculo humano está en el ADN de esta marcha”, apunta Yanick. Esa es probablemente la razón por la que, según los datos de la organización, siete de cada diez ciclistas que participan en L’Ariégeoise repiten al año siguiente.

¡Recorridos para todos!

La próxima edición de L’Ariégeoise Cyclosportive, que tendrá lugar el 24 de junio, te propone hasta cuatro recorridos de distinta exigencia:

– Para los más valientes, la Ariégeoise XXL (170 km. y 4.314 m. D+)

Ariégeoise (158 km. y 3.588 m. D+.): es el mismo recorrido que la Ariégeoise XXL, pero finaliza 12 km. antes, “ahorrándote” el temible Goulier-Neige (1490 m.).

Mountagnole (107 km. y 2.645 m. D+): un recorrido compacto accesible a todos los cicloturistas con una mínima preparación.

Passéjade (73 km. y 915 m. D+): La gran novedad de este año. Se trata de una ruta no cronometrada que sigue el recorrido de la Passejade: accesible para todo tipo de públicos y concebida especialmente para aquellos que quieran pedalear sobre su bicicleta eléctrica.

Ariégeoise XXL: el gran desafío

Hay dos cosas que hacen especial L’Ariégeoise: una es que el ciclista que se inscribe en L’Ariégeoise o en L’Ariégeoise XXL puede decidir sobre la marcha –nunca mejor dicho- por qué recorrido se decanta. Si se ha inscrito en L’Ariégeoise, pero se siente con fuerzas, puede continuar hasta completar la Ariégeoise XXL: 12 km. más de recorrido para afrontando el coloso Goulier-Neige (1490 m.)

La otra característica diferencial es que alterna sus puertos clave cada año: respetando siempre las rutas históricas del Tour de Francia, pero haciendo de cada participación en L’Ariégeoise una experiencia nueva.

Este año, el espectacular Plateau de Beille (1.785 m.) deja paso al no menos impresionante Goulier-Neige -meta emblemática de La Ronde de l’Isard-, que consta de casi 10 kilómetros y rampas del 10%. Un final inédito y digno contrincante contra el que firmar una épica batalla final.

Pero antes deberán enfrentarse al terrible Col d’Agnes (1.570 m.) y sus 10 km. infernales con desniveles de más del 10%. Este puerto, que ha visto echar pie a tierra a corredores como Iban Mayo en el Tour de 2004, es común a todos los ciclistas de las tres principales marchas y marcará las diferencias de cara a los repechos de Goulier-Neige.

La primera mitad del recorrido presenta 70 km. de distancia entre las cimas de los 2 primeros puertos (Col de Port y Col de la Core). Sin embargo, si no se gestionan bien las fuerzas después del km20, el largo tramo por el valle de Massat puede condenar las aspiraciones de los más entregados.

La segunda mitad del recorrido es una auténtica prueba de fuego sin un metro de llano: el Col d’Agnes es uno de los puertos más bonitos y duros en Ariège y destaca por tener dos mitades muy distintas: los primeros 5 km. son demoledores por la dureza de sus rampas, discurriendo en un bosque frondoso y siguiendo una interminable recta que desgasta cuerpo y mente.

Después, la carretera traza una curva de 180° hacia la izquierda. La vista se despeja y las cumbres que se divisan dejan en evidencia la grandeza del lugar. El trazado se pega a la roca hasta la cima, en un vaivén de curvas cerradas que suavizan las pendientes. Eso sí, las temperaturas del mes de junio pueden dificultar aún más la ascensión de este mítico puerto.

Una mirada al desierto de Monegros

La gestión de una prueba de estas características ya es en sí mismo un reto. Dos empleados trabajan todo el año para coordinar todos los aspectos de la marcha (inscripciones, logística, recorrido, permisos…) y 750 voluntarios les arropan el fin de semana en el que se celebra L’Ariégeoise para que toda salga a pedir de boca.

El número de participantes de la marcha ha ido creciendo progresivamente, de tal manera que siempre se han podido adaptar a las necesidades de los ciclistas. “La acogida, el trato y la seguridad de cada ciclista es una condición ‘sine qua non’ para la organización de la marcha”, afirma Yannick, que nos ha acompañado en varias ediciones de la Orbea Monegros y ha conocido de primera mano todo lo que supone gestionar un evento de esta magnitud.

Este año, el Tour de Francia volverá a tener una etapa que transcurrirá 100% en Ariège. Encima el 14 de julio, el día de la fiesta nacional francesa. El trazado de la etapa coincide en parte con el recorrido de L’Ariégeoise: los puertos de Col de Latrape y Col d’Agnes tendrán un protagonismo especial: “Es una alegría y un orgullo”, sonríe Yannick: “Está claro que cuando los participantes de L’Ariégeoise vean pasar al pelotón desde la cuneta o el sofá, dirán ‘¡Esto lo subí yo!’”.