El gravel se encuentra en este momento buscándose a sí mismo. Una disciplina que, debido a su reciente eclosión, todavía nada entre varias aguas y sigue inmerso en encontrar su camino. Vivimos actualmente una metamorfosis del fenómeno hacia diferentes vertientes: aventura, introspección, competición… conceptos que hoy día chocan en el debate del gravel y que deben ser definidos, ¿o no?


Un redescubrimiento constante
El gravel tiene un significado diferente para cada persona. La bici históricamente ha tenido un fin principalmente competitivo, pero hoy día el abanico de escenarios en los que una bicicleta nos acompaña se va ampliando para poder llegar cada vez más lejos, para conquistar nuevos horizontes.
Más que un fenómeno
Esta forma de entender la bicicleta transita entre el asfalto y las pistas, su hábitat son los caminos sin explorar y lo llena todo de aventuras trepidantes a su paso.
Hay gente que disfruta combinando la bici con una aventura de más de un día de duración y elige sumergirse en una experiencia bikepacking. Para otros, en cambio, gravel es sinónimo de simplicidad, y sirve para disfrutar de salidas rápidas, de larga distancia y por tranquilas pistas.


Una imperiosa necesidad de aventura a la que la bici, una vez más, nos proporciona la solución. De ahí nace el gravel y a esto responde.


Pero la transversalidad de esta disciplina también alberga competición, a su manera. Por ello, te invitamos a que nos acompañes en la aventura de Ranxo, una oportunidad perfecta para darnos cuenta de que el gravel y su práctica no tiene ni límites ni horizontes.