A comienzos de año, el exciclista olímpico Chris Boardman comparecía ante el Parlamento británico y lanzaba un mensaje premonitorio: “Elijan una crisis, y seguro que la bicicleta es una solución”.
Históricamente, las grandes crisis conllevan ruptura pero, al mismo tiempo, nuevas oportunidades.
La emergencia sanitaria nos está obligando a reconsiderar nuestra forma de vida, incluyendo dos aspectos con los que nos sentimos muy comprometidos: la sostenibilidad y la movilidad urbana.
La bicicleta está llamada a ser protagonista de este cambio.
Justo antes de esta crisis, Deloitte publicaba en su informe de predicciones algo que en Orbea siempre hemos defendido: las bicicletas son el futuro del transporte urbano. En sus estimaciones, los desplazamientos en bici en las grandes ciudades se doblarán de aquí a 2022.
El estudio subraya la importancia que las bicis eléctricas han de tener en esta evolución. Más de 130 millones de unidades se venderán en todo el mundo en el periodo 2020-2023.
Sin duda, otra buena noticia para nuestra marca y nuestras e-bikes de espíritu urbano: Gain Urban, Optima, Katu o incluso Keram.Todas ellas se suman a nuestra amplia gama de modelos mecánicos enfocados al desplazamiento en las ciudades.
ALGO ESTÁ CAMBIANDO
Las restricciones de movilidad y las medidas de distanciamiento social están acelerando la adopción de la bicicleta. Ejemplos sin precedentes por todo el mundo nos hacen pensar que algo está cambiando… y rápido.
La Comisión Europea lleva tiempo destinando fondos a proyectos que buscan impulsar el uso de la bici en las ciudades. Su apoyo se sostiene en tres pilares: coste, rapidez en recorrido cortos, y beneficios en términos de salud, medio ambiente y habitabilidad.
La crisis sanitaria podría suponer un relanzamiento de estas políticas. El transporte sufre limitaciones y muchos gobiernos y entidades locales comienzan a otorgar a la bicicleta el espacio que merece
En Francia, el Ministerio de Transición Ecológica ultima un plan para que, tras el confinamiento, la bici se convierta en el principal medio de transporte para mantener el distanciamiento social. En París, la alcaldesa Anne Hidalgo manifestaba su compromiso para lograr una ciudad 100% ciclable para 2024. Un objetivo añadido al Plan Vélo, impulsado en 2018 a nivel nacional para triplicar en seis años los desplazamientos al trabajo en bicicleta.
Por su parte, el titular de Sanidad en España, Salvador Illa, apuntaba recientemente que “la bicicleta es una forma segura de desplazarse”. Al igual que en Italia, otro de los países particularmente golpeados por el covid-19, las instituciones parecen dispuestas a impulsar la bici como alternativa necesaria.
La previsión de rebajar el nivel de confinamiento, pensando especialmente en los niños y niñas, podría ser la excusa perfecta para pedalear junto a ellos y transmitirles los valores asociados a nuestro deporte.
En muchas ciudades de Alemania, con Berlín al frente, se han reconvertido avenidas en nuevos carriles bici reversibles y muchos de los ya existentes han doblado su anchura, ocupando el espacio destinado a los vehículos motorizados. Nunca se vio tantos ciclistas recorriendo la ciudad y con tanta seguridad, tanto vial como sanitaria.
DE LONDRES A BOGOTÁ
En otras capitales, como Londres, o las norteamericanas Boston o Chicago, el alquiler público de bicicletas ha flexibilizado sus tarifas y, en algunos casos, se ofrece gratuitamente; al menos, de forma parcial. Lo mismo ha ocurrido en Nueva York, donde el número de personas usuarias de Citi Bike ha experimentado estas semanas un incremento del 70% con respecto al mismo periodo del pasado año. Asimismo, el tráfico de ciclistas a través de sus puentes sobre el East River se disparó un 52% tras decretarse las medidas de distanciamiento.
En Praga y Berlín, se implantó -temporalmente- hasta media hora gratuita para todos los usuarios de bicis públicas. Y en otras capitales del mundo, como México DF o Bogotá, se pusieron a disposición de profesionales y personal sanitario directamente implicado en la lucha contra la pandemia.
Ha sido precisamente en estas ciudades de América Latina donde se han implantado algunas de las medidas más audaces.
A finales de marzo, la Alcaldía de Mexico DF proponía la implantación temporal de 130 km de ciclovías en el carril derecho de la calzada, en ocho tramos de la ciudad y en horario de 7 a 21 horas.
Por su parte, el Ayuntamiento de Bogotá, una de las ciudades del mundo más comprometidas con el ciclismo urbano, ha abierto 117 km de nuevas vías ciclistas con el objetivo de reducir la congestión del tráfico y el contacto personal. Muchos de ellos, con el simple uso de conos.
Incluso en China, el departamento para el Control y Prevención de Enfermedades recomendaba el uso de la bici como la forma de transporte público más seguro. De hecho, la vuelta progresiva a la actividad ha supuesto un notable crecimiento del servicio público de alquiler compartido. En Wuhan, llegó a triplicarse el uso en distancias mayores a los tres kilómetros, mientras que el 17% de quienes se trasladaron al hospital lo hicieron pedaleando.
UN HECHO GLOBAL
Ciertamente, algunos de los países más afectados por el coronavirus han restringido el uso recreativo de la bicicleta. En muchos otros -al contrario-, se ha defendido la práctica deportiva del ciclismo como una forma respetuosa de cumplir las normas y ganar salud.
En cualquier caso, el incremento del tráfico urbano de bicicletas es un hecho global.
Como escribía nuestro director general, Jon Fernández, “muchas personas han entendido ya que utilizar la bicicleta nos hace más saludables, mucho más felices y que pedaleando se construye un mundo mejor”. A esto se suma el compromiso de administraciones y empresas privadas, como Orbea, cuya cooperación es fundamental en esta carrera.
Desde nuestra cooperativa, trabajamos para construir un proyecto social y empresarial más sólido para las generaciones venideras; el resurgimiento de la bici en las ciudades apunta en esa dirección. Como recogíamos en nuestro artículo Elige otro camino, creemos que existe un modo diferente de entender la vida y la sociedad en la que vivimos, único y apasionante.
El tiempo dirá si el cambio que asoma es definitivo. Nosotros seguiremos poniendo de nuestra parte para que así sea. Porque como decía nuestro Director General nuestro propósito es: cambiar el mundo.