11 julio, 2017

Mikel Azparren: 3 claves para lograr el Everest Challenge

El ciclista donostiarra acaba de completar una nueva locura sobre ruedas: el Everest Challenge acumula en una sola sesión el desnivel positivo del Everest: 8.848 metros. Un reto que llevó a cabo gracias al control de 3 claves: vatios, postura sobre la bici y fuerza mental.

Ya lo conoces: Mikel Azparren es el hombre de los retos imposibles, el ultrafondista que realizó el Camino de Santiago en 24 horas, 15 minutos y 35 segundos. Lo que no sabíamos –hasta ahora- es que realiza retos que para muchos serían inimaginables como un simple entrenamiento para un reto mayor.

Así surgió la posibilidad de realizar el Everest Challenge, una prueba que consiste en realizar, de una tacada, el desnivel positivo del monte Everest: 8.848 metros. Fue Ramón Núñez, nuestro director comercial, quien le lanzó el guante, poniéndole además el límite de hacerlo en menos de 12 horas: Mikel aceptó, valorando que este reto le serviría como preparación para su próximo desafío: establecer un nuevo récord nacional de velocidad durante 12 horas sobre una bicicleta: “Lo lógico es que ese día tampoco me baje de la bici, por eso me propuse hacer de este manera el Everest Challenge”.

Mikel logró el reto en el Puerto de los Leones el pasado 2 de julio. 11 horas, 59 minutos y 51 segundos sobre su Orbea Orca M10, acumulando 261,4 kilómetros y 8.950 metros de desnivel en. 17 subidas en menos de 12 horas, aunque la última fue únicamente para completar las 12 horas que había prometido estar sobre la bicicleta. Y es que en solo 11 horas y 16 minutos ya había completado el reto con 8.881 metros..

Mikel no realizó ninguna preparación específica para este reto ya que desde septiembre sus entrenamientos están planificados para el ya mencionado desafío del próximo 5 de agosto: este entrenamiento de 12 horas sobre la bicicleta encajaba perfectamente con su plan de entrenamiento. Hasta el momento del Everest Challenge, “lo máximo que había hecho era acumular un desnivel de unos 5.000 metros”.

“Sinceramente, fue mejor de lo que pensaba, logré ser muy constante”, declara. Mikel basa en 3 claves su éxito en la consecución de este reto:

1) Los vatios y el control físico

Hasta la duodécima ascensión, el ultrafondista guipuzcoana mantuvo un tiempo de entre 30-32 minutos por subida. Clavados. Y eso que desde el primer momento se encontró con un viento norte que le daba de cara a unos 10-15 km/h.

En las 11 primeras subidas, Mikel mantuvo entre 240 y 273 vatios por ascenso, con diferencias de apenas 35-45’’ entre una subida y la siguiente. A partir de la duodécima, según puedes observar en el gráfico inferior, comenzó a marcar tiempos superiores: 32 minutos, 35 minutos… hasta los 41 de la última. De manera proporcional, los vatios que era capaz de generar iban bajando.

Hoy en día, en cualquier prueba de esfuerzo físico, el control de los vatios es vital. Es un dato que no engaña. El potenciómetro proporciona información instantánea y precisa acerca del esfuerzo que el deportista está realizando y, junto con el pulso y las sensaciones, permite interpretar lo que ese esfuerzo está suponiendo para su organismo.

Mikel nos explica el proceso: “Debes hacerte una prueba de esfuerzo y conocer tu Umbral de Potencia Funcional (UPF, la máxima potencia media que un ciclista puede desarrollar en una hora). Si yo sé que mi umbral son 312 y el potenciómetro indica que en las primeras subidas hago 260-270 vatios, sé que estoy haciendo un gasto energético del 70%. Y sé que tengo que seguir ahí porque si me paso entro en barrena. Cuando veo que el potenciómetro indica que esa fuerza va fallando, intento esforzarme más físicamente a nivel cardíaco para mantener esa potencia, apretar más (a partir de la subida 9). Por eso suben las pulsaciones, pero la musculatura ya no es la misma que al principio y por tanto no puedo ejercer tanta fuerza como en las primeras subidas.

Y al final del todo, el dato es clarísimo: ya lo he dado todo, ya no tengo más, y por eso bajan tanto las pulsaciones como los vatios.

2) La postura sobre la bici

A pesar de haber realizado desafíos mucho más exigentes, estar sobre una bicicleta tantas horas es complicado incluso para un titán ultrafondista como Mikel Azparren. Por eso, la postura sobre la bici se convierte en un aspecto fundamental.

“En un reto como éste mantienes un esfuerzo más lineal: No exige saltos de ritmo como en una carrera, en la que lanzas la bici, te sientas, te aprietan o aprietas tú… lo más normal en este tipo de retos es que vayas más sentado en la bici, más cómodo y sin forzar tanto la musculatura. Pero precisamente el ir tanto tiempo en esa postura acorta mucho la zona de los isquios y la musculatura se congestiona. Entonces yo mismo me forzaba a ponerme de pie, bajarme los piñones… pero ya en las tres últimas subidas me costaba mucho esfuerzo”, recuerda.

3) “Mas que motivarse, tranquilizarse”

Azparren sabe también de la importancia de la preparación mental para no decaer en los momentos más difíciles: “Más que motivarse, lo que hay que hacer es trasladarse tranquilidad y saber administrarse: si en una subida he tardado 38’ frente a los 30’ que estaba tardando, eso es mucho en términos relativos, pero no es nada para la consecución del reto. Así que, en los tramos más duros, del 10 o el 12%, me voy a permitir levantar mucho el pie, recuperarme y oxigenar para que el desgaste muscular sea menor. Y luego, en los tramos menos fuertes, intentaré mantener una velocidad parecida a la anterior para recuperar tiempo”, indica Mikel.

A por el siguiente reto

Una vez conseguido su objetivo, Mikel se bajó de la bici tras más de 11 horas sobre ella dando un grito y abrazándose con su mujer y los amigos que le esperaban en lo alto de la cima. “Ahí es cuando les dije que pensaba completar mis 12 horas, pero que cuando bajase me esperaran con una cerveza fresca”. Y así fue.

Ahora solo quiere pensar en establecer la marca nacional del reto de las 12 horas: lo hará el próximo 5 de agosto en un circuito Outdoor de unos 4 kilómetros, en Haro (La Rioja). Para conseguirlo empezará a compaginar salidas de carretera con la Orca y la Ordu con el fin de mejorar el acople y compensar el desgaste cervical durante la prueba.

¡A por todas, Mikel!