¿Qué impulsa a 370 participantes de 22 países a enfrentarse a la ‘misión’ de atravesar los Pirineos de costa a costa en bicicleta? La Transpyr ya nos había enamorado, por eso quisimos ser el Bike Sponsor oficial de la prueba. Después de vivirla en primera persona en la piel y las piernas de Ibon Zugasti y Tomi Misser, hemos entendido perfectamente el porqué de su éxito: cumple con las seis claves que necesita todo evento de MTB para brindar una experiencia inolvidable a todos los que participan en él:
1) Una Misión… ¿imposible?
Despliegas el mapa: el trazado de la Transpyr comienza en Roses (Girona), en el Mar Mediterráneo, y cruza los Pirineos a lo largo de 7 días: 800 km. y 20.000 metros de desnivel acumulado después, finaliza en Hondarribia (Gipuzkoa) donde domina otro mar: el Cantábrico.
Este concepto de Misión es lo primero que llama la atención de la Transpyr. Y, para Oriol Sallent, codirector de Transpyr Coast to Coast, una de las principales claves de su éxito: “La posibilidad de unir dos mares cruzando toda una cordillera es algo que, especialmente a los visitantes extranjeros, les apasiona”.
Una prueba dura, pero al mismo tiempo hay que reseñar que apenas ha habido un 15% de abandonos en la edición de este año: “Nos dimos cuenta que nuestro atractivo estaba en la Misión: no quisimos añadir más dureza a la que el recorrido ya tiene de por sí: es más, intentamos hacerlo lo más accesible posible porque somos conscientes de la exigencia que ya tiene cruzar los Pirineos en siete días”, confiesa Oriol.
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2) Un Paraíso del MTB
Ibon Zugasti, corredor del Orbea Factory Team, lo resumía así: “Es como si hubiera hecho 7 carreras en 7 lugares distintos del mundo”. Y es que los Pirineos se han consolidado como un destino muy apreciado por los amantes de la bici, tanto por sus rutas como por sus espectaculares y cambiantes panorámicas.
“Es uno de los aspectos que más valoran los participantes”, señala Oriol. Con la particularidad de que la Transpyr permite a los participantes disfrutar del paisaje y también competir: “Cuando se cronometraba entera toda la etapa había bikers que nos decían que no habían podido disfrutar del paisaje. Eso nos parecía una pena, y por eso cambiamos el formato: hay tramos cronometrados –de unos 40 km-, en los que si quieres competir lo puedes hacer, pero el resto del tiempo puedes disfrutar del paisaje, pararte a sacar fotos, aflojar el ritmo para recuperar o charlar con otros bikers… y eso para los participantes es el top”.
3) Camaradería y un ambiente 100% biker
Y esto nos lleva a la tercera de las claves: gracias a su formato, el nivel de compañerismo de la Transpyr es muy alto: “Se forjan amistades incluso entre gente que no habla el mismo idioma”, explica Oriol: “La gente se ayuda, se anima, se para a comentar la dureza de un tramo o a sacarse fotos y charlar…y eso es lo mejor que nos puede pasar”.
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4) Emoción a flor de piel
“Hay ciclistas que cuando el último día llegan a los kilómetros finales y ven el mar se ponen a llorar de pura emoción. Y no te hablo de gente muy sensible aparentemente, te hablo de auténticos ‘ciclistones’ aguerridos y curtidos”, nos confiesa Oriol.
Y es que en Hondarribia se acumulan todas las emociones vividas a lo largo de 7 duros días: “Lo primero que los participantes nos dicen al final de la prueba es ‘Qué dura es’. También hay muchos que nos dicen ‘Ya nada volverá a ser igual’. Y es normal porque, para una persona que durante siete días ha ido batalla tras batalla sólo pensando en ver el mar, la experiencia de completar la Transpyr es emocionalmente muy fuerte”.
5) Una Organización impecable
Esta edición de la Transpyr ha estado marcada por un intenso calor que ha multiplicado el esfuerzo físico y mental de los participantes: “Con un calor como el de este año se producen más rozaduras y por tanto llagas, y como organización tenemos que estar preparados para eso: aprovisionarnos de más vaselina, tener más comunicación con los participantes para asegurarnos de que no se producen golpes de calor…”
Por estos imprevistos -y por todo lo que conlleva una carrera como la Transpyr Coast to Coast– la organización debe ser perfecta, lo que incluye responder a los diferentes protocolos de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas: “Nosotros tenemos que solicitar permisos a 85 ayuntamientos y coordinarnos con cuatro autoridades de tránsito (Mossos d’Esquadra, Guardia Civil, Policía Foral y Ertzaintza)…y es un follón», confiesa Oriol.
Un mar burocrático que se suma a la labor de elegir el trazado, los puntos de etapa, la logística de alimentación, búsqueda de sponsors… “Nos llevó ocho años poner en marcha el proyecto de la Transpyr», indica el codirector de la Transpyr.
Hay mucho trabajo de la organización que nos puede pasar desapercibido a quienes corremos la prueba. Y así debe ser, pero no por ello debemos dejar de conocerlo y valorarlo: «Todos los años revisamos el trazado tres o cuatro veces, bien porque no ha acabado de gustar del todo, bien porque ha cambiado de alguna forma: crecida de un río, un camino que se ha asfaltado….”, indica Oriol, que siempre busca la ayuda de los clubs ciclistas de cada zona.
La organización de la Transpyr mueve cada jornada a unas 100 personas (unas 60 de staff y otras 30-40 de proveedores: masaje, multimedia, mecánica, etc.).
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Cada equipo tiene su dinámica: montaje y desmontaje, avituallamiento, etc. y las jornadas transcurren a un ritmo frenético porque tienen poco margen para maniobrar: al día siguiente, la aventura se desarrollará en otro escenario: “Dependiendo del kilometraje, las etapas pueden durar unas 6-7 horas. Algunos participantes pueden tardar hasta 12 horas. La hora límite la ponemos en el último avituallamiento y la marca el anochecer: si aún no han llegado les recogemos”, explica Oriol.
Con todo este trabajo, el primer equipo se levanta a las 5:30 de la mañana para montar la salida y el último se va a dormir hacia la 01:00 h.: «Menos los que vigilan el campamento, que esos se quedan despiertos toda la noche», añade el codirector de la Transpyr.
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6) Siempre en movimiento: novedades constantes
Organizar esta prueba es una labor continua que no finaliza cuando el ultimo biker atraviesa la meta. “En unas semanas ya estaremos haciendo la primera revisión de los tramos para la Transpyr 2018″. Una edición que, para Oriol, será de consolidación de iniciativas que han comenzado este año, como la categoría de bici eléctrica o los descuentos a padres e hijos que hagan la carrera formando pareja: «La fuerza emocional y de valores que puede tener una prueba como la Transpyr hecha en compañía de tu padre o de tu hijo es tremenda”, adelanta Oriol.
En cuanto a las e-bikes, la gran novedad de esta edición, Oriol prevé que seguirá creciendo el año que viene, ya que permite abrir la Transpyr a un mayor número de personas. Con esta misma finalidad, en 2018 se podrá realizar la prueba en formato relevos: dos participantes harán la mitad de la etapa y otros dos la otra mitad. “Este formato puede atraer a público a quien, a priori, puede echarles para atrás la dificultad o el kilometraje de la Transpyr”.
También seguirán lanzando, de la mano de Orbea, iniciativas para fomentar que el ciclismo femenino sea cada vez más importante en la Transpyr: “cada vez hay más chicas que participan, pero aún no es suficiente”, comenta Oriol.
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¿Y qué hace el codirector de la Transpyr cuando finaliza su edición más exitosa? ¿Estará cansado de ver tanta bicicleta y se irá a un lugar perdido del mundo donde no haya ninguna? Contesta Oriol: «Ya tengo ganas de coger la bici: después de ver a tanta gente pedaleando a uno le vienen unas ganas locas de coger la bicicleta»…
Orbea es la marca de bicicletas oficial de la Transpyr Coast to Coast. La Transpyr 2018 se celebrará del 10 al 16 de junio ¡y ya puedes realizar tu inscripción!
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