2 noviembre, 2018

Buscando trialeras en Los Alpes

Texto: Pol Tarrés/Alex von Arend Imágenes: @Raimonrg

Toda esta aventura empezó el fin de semana de la Copa de España de bicitrial en Torredembarra cuando Pol Tarrés (actual medalla de bronce en el europeo de trial 2018), Alex von Arend, dos locos del trial y todo lo que tenga ruedas en general coinciden y sale el tema de lo chulo que sería poder hacer un roadtrip por los Alpes, y de lo interesante de fusionar la técnica del trial con el enduro en alta montaña. Una semana después nos ponemos a ello.

Pol y Alex diseñan la ruta en busca de las mejores trialeras de Europa a más de 3000 metros. Además se suma al viaje Raimon Rosich, endurero y cámara todoterreno de eventos offroad como la Uniraid o la DesertRaid en Marruecos, encargado de plasmar el viaje en foto y video.

Después de dos meses preparándolo, la aventura empieza el 6 de agosto a las cinco de la mañana desde Barcelona hasta Les Gets. Son siete largas horas de viaje con la “pick up” que nos llevan a esta preciosa estación de esquí donde se ha celebrado estos últimos años la edición europea de la Crankworks, de hecho, lo primero que vemos al llegar son los impresionantes peraltes de más de cuatro metros de altura de la llegada de la final. Son las cinco de la tarde, tiramos las maletas en el hotel y volamos hasta los telesillas antes de que cierren.

El primer día ya nos miran con mala cara al ser los últimos en subir y hacerles cerrar un poco más tarde. Cómo no, escogemos la bajada negra del bikepark, y Alex ya tiene algún susto en el último wallride, aterrizando con los dos pies fuera de los pedales al caer. Al acabar decidimos ir a la “Ofice du Turisme” para informarnos un poco más sobre la zona.

Estamos en Portes du Soleil: Una inmenso territorio que consta de la fusión de 12 resorts de estaciones de esquí tanto francesas como suizas. Las más famosas son Les Gets, Morzine, Avoriaz, Champery y Chatel, y seguros que los más endureros habéis babeado alguna vez viendo videos de bajadas diseñadas por gente como Nico Vinc. Nuestro plan no es ir a hacer Bikepark. Queremos ir a por trialeras alejadas del gran público en medio de algunos de los picos más bellos de los Alpes.

El primer dia decidimos llegar hasta Les Crosets, Suiza, con el telesilla. Es la parte más aislada de “Portes du Soleil” y la más espectacular en cuanto a paisaje. De fondo tienes a les “Dents du Midi” a 3200 metros de altura vigilando cada bajada que haces y las bajadas freeride por las crestas de las montañas son infinitas. Decidimos aventurarnos por una de ellas que acaba dando la vuelta por detrás de un enorme pico desconocido.

Tras casi dos horas de subida, y tras llegar a lo más alto de la montaña, nuestro instinto trialero nos hace decidir cortar por lo recto en vez de bajar por donde habíamos subido.

Tras diez minutos bajando por una empinada tartera, nuestras caras cambian de golpe al llegar a una enorme placa de nieve en la cara norte de la montaña. Nos tiramos sin dudar. El primero en pararse es Alex que tras un par de eses descontroladas se tira al suelo viendo que la velocidad que estaba cogiendo empezaba a ser peligrosa. Mucho más cauto, Pol consigue bajar toda la placa de nieve sin poner ni un pie en el suelo. ¡Por algo habrá hecho su primer pódium el campeonato de Europa de trial este año!

Seguimos bajando y nos encontramos con un “espectador” que queda asombrado tras nuestro paso.

El tiempo se nos tira encima tal y como nos había avisado el propietario de la casa donde nos alojamos, empezamos a correr el riesgo de quedarnos tirados en Suiza a 80km de nuestra casa, en Les Gets. Empezamos a recorrer estación tras estación hasta llegar a Morzine, y hablando con unos riders locales, nos enseñan una pista secreta que nos lleva directamente a les Gets.

Eso sí, es una pista súper vertical que no se mantiene desde hace años, llena de barro y raíces con ganas de tirarte al suelo cada vez que las tocas con los neumáticos. Y nada más lejos de la verdad, a media bajada Pol pierde el control de la rueda delantera, saliendo disparado con una fea caída a gran velocidad en la que podría haberse hecho mucho daño. Por suerte salió ileso y pudimos continuar.

El día siguiente nos levantamos mirando al cielo. El tiempo en los Alpes es muy imprevisible. Lo que a las nueve de la mañana era un sol radiante se convierte dos horas más tarde en una tormenta de agua que deja el suelo lleno de barro, charcos, caídas y risas. Por este motivo creemos que es importantísimo ir bien equipados por lo que nunca no fuimos de ruta sin mochila, dónde llevábamos los imprescindibles como agua, comida, chaqueta impermeable Vaude y algunas herramientas. Quedamos sorprendidos por el comportamiento de nuestras Rallon en mojado, ya que el grip de las empinadas bajadas es mucho mejor de lo esperado.

A las dos de la tarde empezamos a coger frío y decidimos cambiar la ruta de nuestro viaje. Muy a nuestro pesar, decidimos prescindir de ir a Chamonix e ir directamente a la parada estrella del roadtrip: Zermaj, Suiza.

Zermaj es un turístico pueblo donde está prohibido el uso de vehículos que usan combustibles, únicamente se permite el uso de vehículos eléctricos o de ambulancias y servicios de seguridad ciudadana. Normalmente la gente aparca en Täsch y suben con tren hasta Zermaj. Este pequeño pueblo situado en el fondo del valle del Cervino está situado a 1620 metros de altura, y al llegar nos sorprende el gran ambiente de montaña, tanto alpinistas que vienen a hacer algún pico hasta gente que solo viene a dar un paseo por el precioso Zermaj.

Hablamos con algunos de ellos y nos cuentan que quieren escalar una de las montañas más famosas y características de Europa, el Cervino (en italiano) o el Majerhorn (en alemán). Esta imponente y solitaria montaña de 4478 metros hace de frontera entre Suiza e Itália. Tuvo su primer ascenso en 1865, culminaron el ascenso con éxito aunque durante el descenso un miembro de la expedición resbaló y se llevó a tres miembros más hacia el vacio. Aunque iban los siete atados, la cuerda se rompió y solo sobrevivieron tres.

A la mañana siguiente nuestro objetivo era intentar llegar hasta Gornergrat: un mirador situado a 3090 metros de altura rodeado de glaciares y donde se puede ver con claridad el Cervino y el Monte Rosa, la montaña más alta de Suiza con 4634 metros.

Hay un tren que sube hasta allí que cuesta 120 euros, así que decidimos no cogerlo e ir con nuestras bicicletas y disfrutar del ascenso. Aunque más difícil de lo que esperábamos, vamos subiendo poco a poco parando para descansar y hacer alguna foto con las imponentes vistas que tenemos.

La sorprendente capacidad de subir de Rallon hacen más amenos los más de 1500 metros de desnivel que hay para subir hasta arriba, y tardamos unas cinco horas para subir hasta el Gornergrat (3089m). Alex está bastante acostumbrado a hacer tiradas largas en bici de carretera, pero poco antes de llegar empiezan a salir las dudas del resto del equipo de si vale la pena llegar hasta allí. ¿Pero lo que no te mata te hace más fuerte, verdad?

Una vez arriba nos quedamos todos sin habla. Ninguno de nosotros había visto nunca un glaciar de esas dimensiones tan cerca. Después de un merecido descanso empezamos a planificar la que será la mejor bajada con bicis de enduro de nuestras vidas. Aunque pensábamos que sería insuficiente para la larga ruta, fuimos con dos mochilas de 16 litros y no nos faltó espacio para poner todo lo que necesitábamos para todo el día. Rellenamos de agua en el refugio y empezamos el descenso.

Decidimos improvisar e ir empalmando la infinidad de senderos que hay, cruzando “singletracks” con “freeride”. Los 160mm de recorrido de Rallon y las ruedas de 29” se adaptan muy bien la terreno nos permiten disfrutar de los peraltes naturales y de los terrenos más duros, llenos de piedras.

La guinda del pastel son las vistas, en todo momento el Cervino de fondo y es imposible no parar a hacer fotos.

Nuestro cámara Rai, empieza a notar el cansancio: Aunque va con una bici eléctrica, los 17kg de material fotográfico que lleva sobre sus hombros empiezan a castigarle las lumbares y nos empezamos a turnar la mochila, no dejaremos a nadie atrás. Al llegar a Zermaj empieza a oscurecer y a Alex se le ocurre mirar el ciclocomputador: 2345 metros de desnivel, mas de 9 horas de excursión, 48km de distancia y casi 3000 calorias gastadas.

Bajamos en bici hasta Täsch, dónde aparcamos el coche. Llegamos ya de noche, destrozados, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Sin duda ha sido la excursión más épica de nuestras vidas. Rematamos el día con una cena en una pizzeria y unas cervezas para finalizar la espectacular semana que hemos pasado en los Alpes. Aunque estamos agotados ya empezamos a hablar del siguiente viaje… ¿Islandia? ¿Dolomitas? ¿Madeira? ¡Ya os lo contaremos!


BICI DE LA AVENTURA