Récords a una rueda, por Markel Uriarte

Pues sí, ya tengo nuevo objetivo a la vista: batir el Récord Guinness de la hora a una sola rueda. Después de subir el Tourmalet a caballito le estuve dando vueltas a ver qué podía hacer. Mi intención inicial era hacer El Camino de Santiago a una sola rueda, pero era algo que me iba a requerir mucho tiempo: necesitaba 2-3 semanas para completarlo y la verdad es que no iba a disponer de ese tiempo, así que decidí aplazarlo.

Buscando entre diferentes récords me encontré con esta opción: leí que un suizo había hecho una marca de 24,20km, me sentí capaz de superarla y empecé a moverlo todo. Se lo conté a mis padres y mis amigos, y como ya saben que me gusta hacer este tipo de desafíos no se extrañaron… ¡es sólo una más!

Desde pequeñito… a caballito

Mi pasión por ir a caballito viene de haber practicado trial cuando era pequeño. Es una disciplina que te exige hacer frente a numerosos obstáculos sin poner el pie en el suelo, así que el que sabía ir a una sola rueda tenía más ventaja que sus competidores, porque podía entrar por huecos a los que los demás eran incapaces de acceder.

Con 12-13 años, cuando me dio por meterme en el Mountain Bike, empecé a probar a ir a caballito con la bici de montaña, pero se me hacía casi imposible. No daba ni dos pedaladas. Pero a base de insistir e insistir fui mejorando, pasando de un metro a dos, de dos a diez… transcurridos los años ya logré completar un kilómetro.

Mi primer subidón fue cuando hace 3-4 años fui capaz de dar la vuelta entera al pantano que tenemos aquí en Aretxabaleta, Urkulu, que son unos 7 kms. ¡Me quedé hasta yo mismo impresionado!

“¿Y ahora qué hago yo? ¿Me voy a casa?”

Mientras hago un reto de este tipo voy totalmente concentrado, no me fijo en nada. El día de la subida a San Miguel de Aralar había dos amigos grabándome y nos encontramos con un montón de personas subiendo en bici. Al final del reto nos estuvimos riendo un buen rato con algunos de los comentarios de la gente que iba adelantando a caballito. Cosas en plan: “¿Y ahora qué hago yo? ¿Me voy a casa?” (risas).

Dos vueltas por minuto para lograr el record

Cada reto es diferente. En este caso va a presentar un desafío muy particular: mantener la concentración y vencer la monotonía de rodar en un emplazamiento así. Tendré que dar en torno a dos vueltas por minuto al velódromo… y a partir de la vuelta 20 puedes terminar no sabiendo si estás en un lado o el otro del recinto.

No es como en una subida que tienes giros a la izquierda y a la derecha, zonas llanas, otras con más ascenso… en un velódromo todos los giros son iguales y los músculos que se te cargan son los mismos. Se te agarrota antes todo el cuerpo.

Como no hay rectas muy largas, no voy a poder acelerar demasiado. Todo va a ser acelerar un poco y giro, acelerar un poco y giro…

Tuve claro desde el principio que para intentar hacer una marca oficial debía optar por un circuito cerrado, porque es muy difícil demostrar que un trazado outdoor tiene tantos metros de extensión. Además, así evito enfrentarme a unas condiciones climatológicas adversas, en concreto al viento, y consigo que las condiciones del día de la prueba sean idénticas a aquellas con las que entreno.

Mi intención será ir a lo “segurola”. Siempre se puede intentar superar el récord lo máximo posible, pero eso supone mayor cansancio, y un mayor cansancio conlleva la posibilidad de cometer más errores. Voy a coger y mantener mi ritmo para superar el récord, a pesar de que mi marca no sea la mejor que podría conseguir.

Alma, la bici perfecta

Para un reto de estas características, es importante contar con una bici ligera porque las manos terminan bastante destrozadas. Así que, cuanto más ligera sea, menos fuerza tienes que hacer y menos sufren las manos.

En ese sentido, Alma es perfecta. También tira lateralmente a un mismo tiempo. Cuando vas a caballito es muy importante que la bicicleta no flexione porque si no te puede desequilibrar.

Con Alma consigo mantenerme a una rueda casi sin hacer fuerza y en los giros se comporta fantásticamente. El día de la prueba simplemente bajaré un poco el sillín y tocaré la potencia para ponerla lo más bajo posible e ir más cómodo.

Un reto al alcance de la mano

La zona crítica para superar el récord de la hora será entre el minuto 25 y el 45, porque los primeros veintipico minutos sueles hacerlos fresco y el cuerpo responde muy bien. Pero en la zona intermedia el cuerpo se agarrota y no puedes perder la concentración en ningún momento. Hay que tener la mente clara, no cebarse demasiado en las rectas para entrar en las curvas a la velocidad adecuada, pero tampoco pararse mucho para no bajar el ritmo…

Además, a partir del minuto 30 o así las molestias en la mano -ir a una sola rueda suele provocarte callos por si no lo sabíais- empiezan a ser palpables, así que es ahí cuando tienes que saber sufrir.

Sin embargo, a partir del minuto 45 los ánimos son diferentes, lo ves todo más cerca y te vienes más arriba.

Físicamente estoy intentando ir al menos una vez a la semana al velódromo, porque el resto de días continúo entrenando para las competiciones de Enduro que tengo a la vista. Realizo antes de nada un pequeño calentamiento de 4-5 minutos a ritmo suave a una sola rueda.

Después hago un pequeño descanso, bebo agua y ya me pongo a tope con la sesión. Durante el reto ni comeré ni beberé, porque no hay zonas largas en el velódromo como para extender la mano y coger algo.

Pase lo que pase, el año que viene me gustaría probar suerte con El Camino de Santiago, pero todo dependerá de cómo tenga el calendario. De todos modos, siempre hay más retos a intentar: el caballito más largo en cuanto a kilómetros, el caballito más largo en cuanto a duración… son cosas que están por ahí dando vueltas en mi cabeza…

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