Seeking Adventure: De aquí… a Jaizkibel

La costa vasca es bella y natural, enmarcada por el verde brillante de los montes y el azul profundo del Atlántico. Está surcada por unos senderos perfectos para explorar en bici de montaña. La costa es muy especial desde el punto de vista geológico, pues se asemeja a un libro formado por el sedimento depositado en el fondo de un antiguo mar, que más adelante se abrió con la colisión entre la placa ibérica y la euroasiática, desplegando e invitando a la lectura de 60 millones de páginas de historia. La misma colisión, lenta pero de gran violencia, fue la responsable de la formación de los Pirineos, los Picos de Europa y parte de los Alpes marítimos. A lo largo de la costa vasca, los estratos de roca sedimentaria que descansaban en el fondo oceánico se elevaron y formaron una suerte de cordillera que corre paralela al litoral. Los tipos de roca y el ángulo de elevación varían a medida que avanza la costa, que, por ese motivo, presenta grandes contrastes y ofrece unas vistas de insuperable belleza a cada paso. Mi montaña preferida es Jaizkibel, donde el antiguo fondo del mar se inclina en una serie de ángulos en bloques estratificados que se elevan hasta la cima, situada a 525 metros sobre el nivel del mar.

La hermosa costa escarpada y la red de senderos convierten a la zona en un lugar fantástico para descubrir con una bicicleta de montaña. Hay rutas que se pueden recorrer en varios días; pasan por pequeños pueblos de pescadores. También es posible enlazar con la costa y pasar el día rodando por estrechos senderos de arena y roca. Para un día perfecto sobre dos ruedas, el recorrido entre Hondarribia y San Sebastián a lo largo de la costa es una de las mejores opciones. Hay infinitas posibilidades para completar esta ruta. Las mejores las guardamos en secreto y sólo las desvelaremos ante quienes nos acompañen. Sí diremos que una opción es seguir el Camino de Santiago por la costa. Lo único que necesitamos saber para no perdernos es que el mar debe estar siempre a nuestra derecha.

Iniciamos la marcha en el precioso pueblo de pescadores que es Hondarribia, una versión de San Sebastián en pequeña escala. Aquí, la gastronomía es fiel reflejo de la de San Sebastián. La parte antigua de la ciudad narra, a través de las heridas que han quedado grabadas en la muralla, la historia de guerras pasadas. A un lado, el río Bidasoa se encuentra con el Océano Atlántico y al otro, se alza majestuoso el monte Jaizkibel. Sería una pena pasar muy poco tiempo en Hondarribia, así que recomendamos llegar pronto y sentarnos un rato a disfrutar de las vistas que ofrecen los cafés del Paseo Butrón, junto al mar. Al salir del pueblo, debemos tomar el bidegorri o carril bici, con el mar a nuestra derecha, calentando las piernas para el trayecto a medida que pasamos por el puerto deportivo y las playas de Hondarribia. Pronto llegaremos al puerto pesquero, donde el carril bici llega a su fin. En ese punto, deberemos ascender por una carretera hasta el faro de Higuer, desde donde veremos por primera vez en el recorrido las olas del Océano Atlántico estrellándose contra la costa vasca.

En el faro dejamos atrás el asfalto para comenzar a pedalear por el cortafuegos. Aquí hay varias alternativas, pero para no forzar las piernas, recomendamos seguir por el cortafuegos durante unos pocos kilómetros, asegurándonos de tener siempre el mar a nuestra derecha. Más adelante, nos encontramos con un cruce. Allí veremos una marcada subida que nos obligará a continuar andando hasta llegar a una pequeña bahía, donde no tendremos otra opción que llevar la bicicleta a cuestas por el empinado y estrecho sendero. Avanzamos junto a la costa vasca durante varios kilómetros. En días claros, las vistas son increíbles y hasta se llega a divisar Bilbao. Es maravilloso rodar por estas sendas panorámicas en una bici que ha nacido en estas tierras: los senderos escarpados y técnicos sin duda han tenido influencia en el diseño de las nuevas bicicletas de montaña de Orbea. Durante el trayecto, si tenemos suerte, podremos divisar ballenas en la bahía. Lo que sin duda veremos son pottokas o caballos salvajes, que deambulan por las verdes extensiones de tierra y ayudan a mantener las tierras de pastoreo en condiciones para el ganado y las ovejas. Los buitres son bastante comunes en la zona. Incluso podremos ver alguno alimentándose de un pottoka o una vaca que ha perdido el equilibrio en alguna sección menos protegida de un sendero. No debemos descuidarnos ni cometer errores, pues podríamos convertirnos en la próxima cena de esas aves rapaces.

Las opciones para ascender son varias, pero lo cierto es que tenemos que subir y dejar atrás por un rato la bella zona costera. Una alternativa es seguir las flechas que indican el itinerario del Camino de Santiago, pero recomendamos abandonar el empinado sendero y tomar el cortafuegos, que no presenta tantas dificultades. Pronto encontraremos la carretera asfaltada. Tras un breve trecho descendente, veremos nuevamente las flechas que señalan el cruce del Camino de Santiago. Si seguimos por ese camino, llegaremos a Pasajes. Una vez más, aquí las opciones para bajar por la pendiente son varias. Los guías de basqueMTB las han probado, pero sólo compartiremos la experiencia con nuestros acompañantes. No obstante, una alternativa interesante consiste en seguir las indicaciones del Camino de Santiago y así llegar a Pasajes. En esta zona el sendero es muy técnico, rocoso y divertido. Nos esperan múltiples desafíos. Los ciclistas menos experimentados tendrán mayores dificultades en los tramos descendentes; para quienes tienen experiencia, el reto consistirá en mantener la velocidad. Debemos tener en cuenta que compartiremos senda con caminantes y que ellos tienen prioridad; de modo que nuestra obligación como ciclistas es detenernos y siempre aminorar la marcha, aun cuando los que van a pie nos cedan el paso. Asimismo, debemos tratar de no apartarnos de la senda, ni en las curvas ni en las secciones más duras. Lamentablemente, muchos ciclistas (y otros tantos peatones) no tiene este tipo de consideraciones, de modo que se están formando nuevas sendas que se desvían de las secciones más técnicas. Algunas personas están comprometidas con el desarrollo de nuevas habilidades; por ello, no evitan los tramos que presentan dificultades.

Después de un fantástico trayecto por un sendero escarpado y angosto y un corto segmento de concreto, llegaremos a Pasajes en una serie de escalones altamente técnicos para la mayoría de los ciclistas. Debemos mantener el peso en el centro de la bicicleta y dejar que las ruedas giren. Nos sorprenderemos con todo lo que puede hacer la bici. Si aprendemos a pivotar sobre la rueda delantera, podremos superar mejor los ángulos más difíciles. En Pasajes hay decenas de lugares para comer, salvo los lunes, pues ese día de la semana muchos restaurantes están cerrados. Después de comer, la tarde será fabulosa: cargaremos nuestras bicis en el pequeño ferry que cruza la bahía hasta San Pedro. Desde aquí, siguiendo el Camino de Santiago, nos encontraremos con una gran serie de escalones que tendremos que subir. Si bien la opción es hermosa, es demasiado difícil, por lo que recomendamos atravesar la ciudad y ascender hasta el faro por vías asfaltadas. Aquí, el Camino de Santiago se reúne con la costa mientras nos aventuramos por el monte Ulia. Salvo los mejores y más fuertes bikers, nadie logra completar el sendero, pues es sumamente técnico y empinado en ciertas zonas. Sin embargo, los paisajes son bellísimos y las secciones menos difíciles compensan el esfuerzo. Más adelante se encuentra un mirador desde el que podremos admirar la ciudad de San Sebastián, una de las más hermosas de Europa, en opinión de muchos de sus visitantes. Siguiendo el camino, descenderemos hasta llegar a San Sebastián pasando por otro sector de escalones, que se pueden disfrutar aunque representen un reto. Aquí también nos cruzaremos con personas andando, lo que nos obliga a ser considerados y a recordar que una bicicleta que baja escalones hace mucho ruido y puede ser molesta para quienes van a pie. No tendremos ningún problema con el acceso a los senderos. Esperemos que siga así, que podamos seguir disfrutando de la costa vasca montados en nuestras bicicletas.

Al llegar a San Sebastián, debemos avanzar hacia la playa de Gros, donde daremos por finalizada la travesía. Será entonces la hora de sentarnos en uno de los tantos bares que nos ofrece este barrio, para relajarnos bebiendo una refrescante caña, acompañada de uno o dos pintxos.

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