13 febrero, 2017

Frenos de disco en carretera: por qué son la mejor solución

La llegada de los frenos de disco hidráulicos para bicis de carretera ha supuesto una auténtica revolución en el pelotón. Muchos llevábamos tiempo deseando incorporar a nuestras bicis de carretera todas esas ventajas que nuestros amigos de montaña disfrutaban ya desde hace bastantes años y, después de muchos meses y kilómetros utilizando frenos de disco, hemos podido comprobar en multitud de situaciones reales por qué son, objetivamente, la mejor solución también sobre el asfalto.

Imagina que vas bajando un puerto a gran velocidad, un puerto que quizás conozcas muy bien al ser un habitual en tus rutas. Sabes muy bien dónde hay que reducir y cómo entrar en esas curvas de horquilla que a tantos nos gustan. Imagina ahora que pudieras frenar mucho más tarde, con un mayor tacto y progresión sobre el freno, sin miedo a que, tras una larga recta, al llegar a la curva el freno no pierda potencia o se caliente.

Los frenos de disco son más potentes, más progresivos, más sencillos y responden igual ante cualquier climatología. Son ventajas objetivas e indiscutibles, que por sí mismas justifican de sobra su existencia:

1) Mayor potencia de frenado: Las distancias se acortan. Gracias una potencia muy superior frente a los frenos tradicionales de zapata, los frenos de disco hidráulicos permiten frenar en torno a un 40% más rápido en situaciones complicadas. Estos son datos a los que todas las marcas hemos llegado a través de diferentes test.

Sobre el asfalto y las propias sensaciones vividas, te podemos confirmar que la potencia de frenado sí es superior: más aún si la combinamos con cubiertas de 25 o 28mm. Estas cubiertas -las más usadas en el pelotón- nos permiten llevar menos presión en el neumático, mejorando así la adherencia de la goma al asfalto durante la frenada.

Mayor potencia significa también menor tensión o desgaste del ciclista sobre la bici, pues con poco esfuerzo podemos frenar la bici en cualquier situación.


Con los frenos tradicionales seguramente hayamos pasado apuros en alguna ocasión para detener la bici a grandes velocidades. El sobrecalentamiento de la llanta/zapata o nuestro propio peso nos puede llevar a tener que apretar las manetas con mucha fuerza para reducir la velocidad antes de entrar en curva.

Esta tensión acumulada en nuestras manos -unida a la que debemos ejercer en el tren superior para soportar el peso de la inercia de nuestro cuerpo al frenar- nos puede hacer perder el control sobre la bici, más aún si ya llevamos varios kilómetros y estamos algo cansados.

Con el sistema de disco esta tensión se reduce considerablemente, pues su potencia nos permite frenar con un menor esfuerzo, liberando de tensión el tren superior. Y no solo eso, si no que al poder apurar más la frenada y controlarse con mayor facilidad, estamos ahorrando mucha energía: una energía que podemos utilizar para pedalear en lugar de para frenar.

Además, en los últimos avances en frenos de disco se ha mejorado la modulación de la potencia de frenado utilizando líquidos de freno con diferentes viscosidades, pastillas de diferente compuesto y un ajuste de pistones/bombines más suave. Todo ello se traduce en una frenada más progresiva sin restar potencia final.

2) Mejor control: El tacto de los frenos de disco es más suave y gradual que uno de zapata. Te bastarán unos pocos kilómetros para darte cuenta de cómo puedes graduar tu frenada con poco esfuerzo y conseguir así una frenada menos brusca, mejorando de este modo la conducción sobre la bici a cualquier velocidad.

En los frenos de llanta debemos jugar con los diferentes compuestos de zapata, algunos mordientes y otros más progresivos- pero es muy difícil de conseguir el tacto que tenemos actualmente con los discos. Éstos responden mejor a nuestras órdenes, pues aun siendo la frenada bastante progresiva y controlada, podemos llegar a bloquear la rueda sin dejarnos las manos al apretar la maneta.

3) Mayor seguridad: Uno de los grandes inconvenientes de los frenos tradicionales de zapata es la pérdida de potencia de frenado en situaciones de humedad o lluvia o por el sobrecalentamiento de las llantas en descensos prolongados. Esto es, nunca mejor dicho, agua pasada.

El uso de frenos de disco elimina por completo estas desventajas, ofreciendo la misma potencia y modulación en cualquier tipo de bajada y sin importar las condiciones climatológicas. Si te pilla una chaparrada mientras desciendes un puerto te tendrás que preocupar de no pillar un resfriado, pero nunca de la seguridad de tus frenos.

Evidentemente esto es algo que beneficia a cualquier ciclista, pero que agradecerán especialmente aquellos que no tengan un perfil PRO, ya que el comportamiento predecible de los frenos de disco les dará una seguridad que compensará su menor experiencia de pilotaje.

Otro de los factores importantes reside en aquellos ciclistas de gran envergadura, incluso para los ciclo-viajeros que con sus mochilas y alforjas duplican el peso sobre la bici. La potencia de frenado de los discos nos permite detener la bici con mayor facilidad y el mínimo esfuerzo, sin los conocidos problemas de sobrecalentamiento de las zapatas/llantas.

Éstas son las tres ventajas más evidentes de los frenos de disco en carretera. Veamos ahora el resto de aspectos relacionados con tu experiencia ciclista en los que los frenos juegan también un papel:

1) El peso

En la actualidad, el conjunto de freno tradicional de zapatas es unos 300 o 400 gramos más ligero que el de discos. Esta brecha es cada vez menor y probablemente habrás escuchado que esta diferencia se acortará con toda seguridad en los próximos años con la mejora en el diseño y materiales de los frenos de disco.

Está claro que el peso es un factor importante, si no no se habría convertido en una obsesión de fabricantes y usuarios, pero vamos a pensar fríamente: cuando estás subiendo un puerto con tu grupeta, ¿crees que lo harías más rápido si no llevaras esos 300-400 gramos más? Y, aunque así fuera, ¿No preferirías tener una frenada más controlada, potente y segura en tu bici a pesar de la diferencia de peso?

En todo caso, si nos centramos en el rendimiento, supongamos que realmente te penaliza unos segundos al subir. Piensa ahora en el descenso. Piensa que gracias a los frenos de disco vas a poder frenar más tarde y por tanto ganar hasta uno o dos segundos por curva: ¿qué es mejor por tanto en términos de rendimiento? El resultado final es que tus compañeros que no lleven frenos de disco van a tener que arriesgar mucho en las bajadas para pillarte. Y no se trata de eso, se trata de darse cuenta de que los frenos de disco frenan más y frenan mejor.

Un último punto: cabe reseñar que el reparto de los pesos en la rueda es muy importante para todo el conjunto: el sistema de discos permite crear llantas más ligeras, ya que no necesitan refuerzos en la banda de frenado: cuanto menos peso en la masa periférica de la rueda, más se favorece una mejor aceleración.

2) Mantenimiento

Ambos sistemas requieren de un mantenimiento rutinario para ofrecer una calidad de frenado y seguridad óptimas, ya sea mediante el cambio de zapatas y cableado o el purgado de líquido de frenos y cambio de pastillas.

Por su sencillez, es menos complicado realizar el mantenimiento al sistema de disco, pues la acción de cambio de pastillas no requiere ningún conocimiento especial: basta con quitar el pasador de seguridad, extraer las pastillas de freno, colocar las nuevas y volver a poner el pasador. Cambiar el líquido de frenos o purgarlo si entra aire en el circuito es una tarea que se realiza en menos de cinco minutos y normalmente se realiza rutinariamente una vez al año.

3) Durabilidad

Debido al desgaste de las llantas en los frenos tradicionales -más aún si usamos llantas de carbono de perfil alto-, la vida útil de los frenos de disco es potencialmente más larga que la de los frenos tradicionales.

La fricción, el sobrecalentamiento o un mantenimiento incorrecto de las zapatas puede deteriorarlas hasta el punto de dejar las llantas inservibles, siendo esto un gran peligro si ocurre en plena bajada. El sistema de frenos hidráulicos de disco es mucho más sencillo que uno de zapata, consiguiendo reducir todas las partes móviles del conjunto: piezas, tornillos, casquillos, etc.

4) Montaje

Existe una creencia generalizada de que es más complicado montar y desmontar una rueda con frenos de disco en caso de avería. Podemos afirmar que la operación es prácticamente idéntica, simplemente se requiere un pequeño periodo de adaptación. Aun con los ejes pasantes actuales, esta acción se realiza en el mismo tiempo que con un cierre tradicional. Los ejes pasantes también nos aportan seguridad frente a los cierres rápidos, y la rigidez que ofrecen se hace notar frente al cierre rápido tradicional.

5) Roces

Los roces con las zapatas desaparecen, incluso cuando perdemos algún radio o la rueda se descentra en plena ruta. La mayoría de frenos de disco actuales ofrecen la posibilidad de ajustar la distancia de las pastillas con el disco -como es el caso del sistema Free Stroke de Shimano– eliminando así cualquier tipo de roce y el molesto ruido. Como hemos comentado, el uso de ejes pasantes mejora la rigidez lateral de la bici sustancialmente.

Por seguridad, eficacia, potencia, modulación, mantenimiento, conducción, comodidad, confianza y otra vez, seguridad, el sistema de freno de disco supera con creces al sistema tradicional de zapatas.

El freno hidráulico está consolidado en un montón de sectores desde hace un montón de tiempo. En carretera, las marcas nos hemos centrado hasta ahora en todo aquello que nos hacía ir más rápido (el peso, la aerodinámica…), pero sabemos que los usuarios valoran también otros factores como el confort.

Desde ese punto de vista, el contar con una frenada más eficiente como la que permiten los frenos de disco es un avance muy sustancial. Fíjate en el Mountain Bike: hace unos veinte años comenzamos a oír hablar de la llegada de los frenos de disco para las bicis de MTB (tras pasar por los V-brake o los frenos hidráulicos de zapata). En ese momento hubo algunos escépticos: hoy en día ya nadie los discute y no hay bici de montaña que no los lleve montados de serie.

Los cambios pueden ser duros, pero si son a mejor no hay duda. Ha llegado el momento de mejorar la seguridad del ciclista, y eso sí que es una gran inversión de futuro para todos los amantes de las dos ruedas.